Allí cada uno pintamos lo que más nos gustó: un árbol, una pared, un muro, una escalera, una reja, un matorral... La única condición era dibujar lo que había y no lo que creíamos que había.
Yo me decidí por dibujar la puerta de entrada:
Fue una experiencia muy buena salir del aula para ver cosas más próximas a nosotros y aprendí mucho a fijarme en todos los detalles, y es que a veces no tenemos tiempo para ellos. Creo que sería una buena actividad para realizarla en un futuro con nuestros alumnos ya que es dinámica y entretenida y se aprende igual o más que dentro de clase.
Al final mi dibujo quedó así:
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